A New Beginning at La Viña San Ramón

By Karolain Valverde Mora

Last November, La Viña San Ramón celebrated its sixth anniversary. Six years have passed sharing God's love, witnessing the action of the Holy Spirit in people, and forming a true family under the motto that defines us: “We are a community that grows in love, lives in faith, and demonstrates the grace of God that changes lives.”

As part of this anniversary celebration, we experienced a memorable day: our baptism celebration on November 16. Twelve people, including myself, took a public step of faith, saying “yes” to Jesus Christ and sealing our commitment to follow the King of Kings and Lord of Lords.

I was incredibly blessed to be one of the people who went down into the waters of baptism. I must confess that it's not my first time, but without a doubt, it's the first time it has had so much meaning for me.

My first baptism occurred in my childhood, following family tradition, by decision of my parents.

The second was at age fourteen, when I attended a Christian church, although at that time my understanding of what I was doing was limited.

Now, at 31 years old and after persistently attending La Viña San Ramón for a year and a half, I made the decision to be baptized again, but from a completely different and conscious perspective.

This time, I understood that baptism is the public demonstration that we have surrendered our lives to God. It is an act of obedience that must stem from a free, conscious, and voluntary decision, never under obligation or pressure.

My intention in being baptized is clear: to show the world my decision to surrender my life to Christ Jesus, a decision I made upon arriving at La Viña. I desire that each day be a living testimony of His love and mercy.

This baptism is special because it is MY decision to follow Christ, driven by the deep desire of my heart to walk hand in hand with God, seek His infinite love, and long to see all that He has prepared for my life, leaving behind traditions or pressures.

Another aspect that made this day truly special was the company of the other eleven people who were baptized. Being part of this community and seeing how God transforms their lives is a tremendous motivation to continue on the path of faith.

Moreover, this day was magnified by sharing it with my husband, Johan. God, in His great mercy, has allowed us to walk this beautiful path of faith together.

The support of our pastors has been equally vital, providing us with guidance and a deep understanding of the meaning of baptism and how it transforms our lives.

This community has undoubtedly taught me that the path of faith is not solitary. On the contrary, we have the joy of walking it together as brothers and sisters in Christ, encouraging and praying for one another, amazed each day by God's love manifested in our lives.


Un Nuevo Comienzo en La Viña San Ramón

El pasado mes de noviembre, La Viña San Ramón celebró su sexto aniversario de fundación. Seis años han pasado compartiendo el amor de Dios, siendo testigos de la acción del Espíritu Santo en las personas y formando una verdadera familia bajo el lema que nos identifica: “somos una comunidad que crece en amor, vive en la fe y demuestra la gracia de Dios que cambia vidas”.

En el marco de esta celebración de aniversario, vivimos un día memorable: nuestra celebración de bautismos el pasado 16 de noviembre. Doce personas, incluyéndome, dimos un paso de fe público, diciéndole Sí a Jesucristo y sellando nuestro compromiso de seguir al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Tuve la inmensa bendición de ser una de las personas que bajaron a las aguas del bautismo. Debo confesar que no es mi primera vez, pero sin duda, es la primera vez que tiene tanto significado para mí.

Mi primer bautizo ocurrió en mi infancia, siguiendo la tradición familiar, por decisión de mis padres.

El segundo fue a los catorce años, al asistir a una iglesia cristiana, aunque en ese entonces la comprensión de lo que hacía era limitada.

Ahora, a mis treinta y un años y después de perseverar durante un año y medio en La Viña San Ramón, tomé la decisión de bautizarme nuevamente, pero desde un enfoque completamente diferente y consciente.

Esta vez, entendí que el bautismo es la demostración pública de que hemos entregado nuestra vida a Dios. Es un acto de obediencia que debe nacer de una decisión libre, consciente y voluntaria, nunca bajo obligación o presión.

Mi intención al bautizarme es clara: demostrar al mundo la decisión de rendir mi vida a Cristo Jesús, una decisión que tomé al llegar a La Viña. Deseo que cada día sea un testimonio vivo de Su amor y Su misericordia.

Este bautismo es especial porque es MI decisión de seguir a Cristo, impulsada por el deseo profundo de mi corazón de caminar de Su mano, buscar Su amor infinito y anhelar ver todo lo que Él tiene preparado para mi vida, dejando atrás tradiciones o presiones.

Otro punto que hizo de este día algo verdaderamente especial fue la compañía de las otras once personas bautizadas. Ser parte de esta comunidad y ver cómo Dios transforma sus vidas es una enorme motivación para seguir en el camino de la fe.

Más aún, este día se magnificó al compartirlo con mi esposo, Johan. Dios, en Su gran misericordia, nos ha permitido recorrer este hermoso camino de fe juntos.

Ha sido igualmente vital el acompañamiento de nuestros pastores, quienes nos brindaron la guía y el conocimiento profundo sobre el significado del bautismo y cómo transforma nuestras vidas.

Esta comunidad me ha enseñado, sin duda, que el camino de fe no es solitario. Por el contrario, tenemos la dicha de recorrerlo juntos como hermanos en Cristo, motivándonos y orando unos por los otros, asombrados cada día por el amor de Dios manifestado en nuestras vidas.

Cheryl Bradford